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¿Cómo puedo identificar un buen mago? Parte 2

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Con todo lo anterior en mente, vamos a intentar generar ciertos criterios más o menos objetivos que puedan indicarnos que estamos haciendo un buen trabajo encaminando nuestro pensamiento para poder diferenciar lo bueno de lo malo como magos, artistas, y personas (dichos criterios son hasta cierto punto generalizables a otras áreas de la vida)

 

Ser fiel a tu mundo interno: 

Este criterio tiene que ver con la honestidad que tenemos respecto a lo que visualizamos,  y a lo que plasmamos y lo que sentimos. Durante los primeros años de aprendizaje es normal que nuestro camino se limite especialmente a la duplicación, imitación y reinterpretación, sin embargo, llegará un punto donde nuestro propio mundo interno empezará a influenciar de forma más amplia lo que hacemos (Pues siempre ejercerá cierta influencia, pero durante los primeros años de aprendizaje, solemos mitigarla). Empezaremos a formar opiniones respecto a lo que es correcto o no, y estas opiniones, me parece, se originan antes en una especie de “sSentido”, de qué se siente bien y qué no se siente bien, y posterior a ese sentido se generarán las narrativas que defiendan los puntos de vista. Cuando sucede de forma contraria, es decir, cuando buscamos primero generar narrativas y luego a partir de dichas narrativas encontrar lo correcto y lo incorrecto, creo que es más sencillo errar, pues el propio sentir, me parece, tenderá a ser más honesto y acertado que la razón. Para citar al gran Gabi Pareras: “Uno sabe cuando tiene los pantalones cagados.” (Me disculpan la expresión.) 

 

Reconocen la posibilidad del error

Una vez que somos fieles a lo que sentimos y somos capaces de seguir ese sentido de lo correcto y lo incorrecto, dejaremos que la acción vaya tomando forma de acuerdo a ese mundo interno que se intenta manifestar hacia afuera, es entonces cuando caemos en los primeros errores graves. El sesgo de confirmación es la tendencia psicológica a solo tomar en cuenta evidencia que confirme nuestra suposiciones, en lugar de tomar en cuenta evidencia que las desmienta, este sesgo es una forma de poder existir en el mundo con menor grado de ansiedad, pero también nos hace susceptibles a insistir en los errores pues seremos incapaces de reconocer los signos de que estamos equivocándonos. Una vez que podamos seguir la voz interna, o la brújula interna que nos mueve a elegir una técnica sobre otra, una frase sobre otra, debemos tener plena consciencia que dicha brújula puede estar aún mal calibrada, y a partir del razonamiento y el intercambio de razonamientos, empezaremos a recalibrarla en direcciones más adecuadas.

 

Escuchan atentamente

Todas las personas tienen puntos de vista y perspectivas distintas, y todas estas perspectivas están sostenidas en alguna clase de razonamiento, o en el mismo sentido interno que les ayuda a diferenciar lo correcto de lo incorrecto, por lo tanto, existe cierta verdad en lo que cada persona tiene para opinar. Esta es la razón por la que existe la libertad de expresión. Surge de la presuposición de que todo lo que cualquier persona tiene que decir tiene algo de valor, y dicho valor puede ser un indicador de en qué dirección moverse, o un indicador de en qué dirección no moverse. Escuchar es fundamental, y un pequeño tip que me ha servido mucho, es escuchar cualquier opinión suponiendo de antemano que dicha opinión contiene algo de valor, es decir, prestando especial atención como si fueses a escuchar algo valioso. Una vez que hayas escuchado , será momento de evaluar y darle la importancia que creas necesaria. Quizá debas tomar una o dos cosas, quizá debas ignorar la mayoría, lo importante es que has escuchado teniendo en consideración que quizá haya algo que te sirva en esas palabras.

 

Tienden a lo obsesivo

Esta es una característica que se identifica en todas las personas que pertenecen al subgrupo de las personas más exitosas dentro de cualquier actividad creativa. Esta tendencia a ser obsesivos, motivada por razones que dependerán tanto del individuo como su contexto y su tendencia biológica, les permite dedicar largas cantidades de tiempo a actividades particulares.  Los mejores magos, al igual que los mejores artistas en general, son capaces de sumergirse profundamente en la actividad para empezar a contemplarla a un alto nivel, es decir, uno donde tiene acceso a representaciones más sofisticadas. Y si bien es cierto que el mero criterio objetivo de adquirir cierto nivel de sofisticacion no es suficiente para catalogar una pieza de arte como «buena», o «mala», ciertamente la cantidad neta de práctica y ensayo siguen permitiéndote estar por delante de todos los demás en términos de acceso a recursos artísticos.

 

Conocen de cerca la derrota

A nivel técnico, podemos decir con seguridad que el aprendizaje se obtiene casi exclusivamente del fracaso y error. Cuando algo te sale bien, cuando haces algo y obtienes lo que planificaste, lo que quieres, lo que deseas, entonces el único aprendizaje es que lo que estabas haciendo estaba bien, algo no menor, pero que no representa un cambio significativo en el modelo que usas para representar el mundo y actuar en él. La derrota, sin embargo, es la inequívoca señal de que lo que has hecho no ha funcionado, de que aquella serie de suposiciones que tenías respecto al mundo y de cómo funcionaba estaban equivocadas; te obliga a cambiar algo, a modificar algo, y con ello te hace aprender. Equivocarse es la única forma de  atravesar verdaderamente las etapas más difíciles del aprendizaje. El mago que no falla es porque no actúa. Consistentemente he visto que los mejores artistas son aquellos capaces de enfrentarse a la derrota y al error y perseverar pese a ellos. Y no solo perseverar, si no ser capaces de buscar y reconocer aquello que tiene que ser modificado para no tropezar, como acostumbramos los humanos, con la misma piedra de nuevo.

 

Son disciplinados

Reconocer que podemos incurrir en equivocaciones y enfrentarnos a la derrota nos permite ver de frente aquello que debemos transformar sobre nosotros, y la única forma de transformar eso que debemos transformar es a través del trabajo. La acumulación neta de horas de trabajo efectivo es la forma práctica más eficaz de avanzar y superar nuestras metas y expectativas. El mago que emplea cinco horas al día de ensayo y práctica efectiva será, evidentemente, superior al mago que emplea dos, o una, o ninguna. Lo que constituye “Práctica y ensayo efectivo” también es un constructo difícil de definir, sin embargo, podemos decir con seguridad que incluso el ensayo y la práctica poco efectivas son más deseables que la falta de ensayo y práctica. Para poder dedicarnos a lo que amamos debemos ser capaces de hacer sacrificios, y el sacrificio fundamental es el tiempo. Dedícale tiempo a lo que amas, disciplina tu mente y cuerpo para lograrlo.

 

Se te ocurren otros criterios? Házmelo saber

Y por supuesto, gracias por leer hasta acá

 

Marcus Magus